Del 18 al 29 de enero: Iquique - Río Cuarto

Esta parte del relato es mucho más larga que las anteriores, por lo menos en kilómetros recorridos.

Después de almorzar en Tocopilla, en un día de mucho calor, retomamos el viaje hacia el norte, directo a Iquique. Eran ya las 16 hs. La ruta que une Tocopilla con Iquique es la 1. Así de simple. Es muy interesante, ya que bordea en todo su trayecto el Océano Pacífico, y hay muchas partes en donde está océano de un lado y las laderas de las montañas en el otro. Es como que quedó un lugarcito en donde hacer la ruta y nada más. Esto lo vimos en gran parte de la ruta, aún cuando más tarde bajamos hasta Antofagasta.

Los paisajes son increíbles. Chile realmente me sorprendió gratamente.








"Peligro de muerte. Polígono aéreo. No entrar" Al lado de la ruta...


Llegando a Iquique
Después de recorrer 230 km llegamos a Iquique y buscamos el hotel. Nos hospedamos en el hotel Iquique Beachfront, y como su nombre lo indica, está bien frente a la playa. Muy lindo el lugar, nos gustó mucho. El único inconveniente fue que a las cocheras las estaban construyendo todavía, pero pudimos meter los autos después de ayudar a correr andamios y elementos de trabajo. 

Durante los cuatro días, los coches quedaron guardados, porque los propios chilenos nos decían que allí es peligroso trasladarse en autos con patente argentina, ya que son víctimas preferidas para robos. Para no tentar al destino, decidimos dejarlos allí y trasladarnos en taxi. De todas formas, sólo tuvimos que hacer esto cuando fuimos al Zofri, que es un enooooorme shopping en donde todos van a comprar por dos mangos. Iquique es una zona franca, y Zofri significa "Zona franca Iquique". Obviamente ese fue un objetivo al ir a esa ciudad.

Otro día fuimos hasta Falabella, a donde - como estaba relativamente cerca - fuimos caminando.












Iquique es muy bonito. Por lo menos todos los lugares por los que anduvimos, nos encantaron. Y su playa es hermosa, con agua muy agradable y para nada fría. Muy distinto a lo que pensaba. Yo me esperaba un agua helada. Por eso, no hay que hacer mucho caso a lo que te cuentan los otros. A las cosas hay que vivirlas uno mismo.

Bien. Llegamos al hotel a las 19:37 hs, nos acomodamos, nos relajamos y nos bañamos. 

Al día siguiente, 18 de enero, un día de mucho calor por suerte, fuimos a la playa. A pesar de haber estado llena de gente, nadie molestaba. Pasaban vendedores de comidas, cosas dulces, agua, etc. Eso sí: no permiten vender alcohol. Punto para las playas de Brasil!!!

Prácticamente uno puede ir a la playa y almorzar con lo que puede comprar allí. Nos quedó grabada a fuego la famosa "papa reieeena, papa reieeena!!!".

Algo que nos llamó la atención fueron la gran cantidad de carteles que decían cosas como: "Zona de amenaza de Tsunami", "Zona de evacuación Tsunami", "Zona segura", etc. Por suerte, no nos agarró ninguno...









El que avisa no traiciona...






Ese día la pasamos genial. Lo disfrutamos a pleno.

El 19 de enero fuimos al Zofri a gastar plata. Hay de todo para todos los gustos. Lo principal fueron los celulares, que conseguimos a mitad del precio que se encuentra en Argentina. Por supuesto, también compramos muchas otras cosas. No demasiado tampoco... No es cuestión...

El día siguiente fuimos a caminar por la costanera y por la zona. A la noche fuimos a un restaurante a comer sushi. Allí me encontré con una alemana con la que había charlado en el hostel de San Pedro de Atacama. Muy piola la flaca.












El 21 hicimos nuevamente playa y luego caminata nocturna.







Y el 22 de enero tuvimos que dejar Iquique para dirigirnos hacia Caldera, en donde teníamos reserva en un hotel. A las 11 hs nos pusimos en marcha. Casi en el límite de las llamadas Región I y Región II, tuvimos que hacer una pequeña parada en un puesto aduanero. Presentar un papel y listo.

Algo que nos llamó la atención, es que a lo largo de las rutas chilenas hay muchísimos santuarios al costado del camino. Después caímos en la cuenta de que eso era el equivalente a las estrellas amarillas en nuestras rutas. Pero este estilo chileno como que daba la impresión de pasar junto a un cementerio... Eso sí, todas estas pequeñas construcciones estaban iluminadas con leds alimentados por pequeños paneles solares. La energía solar en Chile es muy utilizada. Se ve en un montón de lugares.

A las 16:15 hs llegamos a un paraje llamado Michilla, en donde quisimos comprar algo para comer. Ingenuos nosotros... De suerte encontramos un negocio donde compramos unas bebidas, y comimos algo de lo que traíamos. Pueblito diminuto, cuatro de la tarde, qué vamos a encontrar... Pero la gente del negocio nos dejó sentar en una de sus mesas para comer. Fue interesante. 












A las 18:50 hs llegamos a Antofagasta, donde merendamos en una estación de servicio. Salimos por la ruta 28 y luego tomamos la 5. Más tarde nos confundimos y en lugar de tomar la B-710, seguimos por la 5 por lo que nos desviamos mucho. Un embole!

Una pequeña anécdota en Antofagasta: En un momento, por una distracción, en una avenida nos separamos de Osvaldo. Mientras que nosotros doblamos en una salida hacia la derecha, Osvaldo siguió de largo. Y nos perdimos. De celulares, ni hablar. Así que estuvimos un rato llamando con los handies, hasta que de a ratos podíamos escucharnos. Y entre esas pequeñas comunicaciones que podíamos entablar, y mirando el gps la posible localización de nuestros amigos, pudimos por fin encontrarnos. En esta, los handies nos salvaron! A pesar de haber estado muy distanciados, con varias manzanas de por medio, pudimos comunicarnos.


A las 2:50 hs del 23 llegamos al hotel en Caldera. 920 km habíamos viajado desde Iquique. Descansados después de dormir, y tras desayunar, averiguamos qué lugar estaba copado para ir al mar. Unos chicos que encontramos en una despensa nos aconsejaron visitar la playa de Ramada. Y la verdad no se equivocaron. Se trata de una playa muy grande, con muy buen oleaje. Lo único malo es que no pasan vendedores... :(

Claro, es una playa un poquito alejada del pueblo (8 km) y va muy poca gente. Pero la pasamos bárbaro!





Lo' tutuse!




Muuuy buenas olas!!
Estuvimos allí desde las 14 hasta las 19 hs. Al levantar campamento, fuimos a conocer un lugar llamado Zoológico de Piedras. Se trata de un sitio rocoso, en el cual hay muchas piedras que tienen formas de animales. Algunas de esas formas hay que verlas con algo de voluntad, pero otras son muy marcadas.






¿Tiburón?



¿León?
¿Dinosaurio?
Más tarde, cerquita de allí, fuimos a conocer el famoso "granito orbicular". Al principio el nombre me sonó como algo muy cómico. No tenía idea de qué se podía tratar. Pero después quedé bastante sorprendido. Se trata de un conjunto de grandes rocas con un diseño muy particular. Es una rareza que se ve en pocos lugares del mundo. Da un poquito de impresión. Parece un animal raro, huevos extraterrestres, qué se yo...







Ya volviendo al hotel

Y mientras estábamos viendo las piedras, de repente apareció un lobito de mar, ahí mismo en la costa. Parecía desesperado por huir de algo. Estaba como asustado.

Como ya eran más de las 21 hs y estaba oscureciendo, volvimos al hotel, porque al día siguiente teníamos que salir hacia La Serena.

Partimos un poco antes de las 13 hs del día 24, pero antes de tomar la ruta hacia el sur, tuvimos que volver a los dos lugares que habíamos visitado la tarde anterior, porque Estefanía había perdido sus lentes de sol. Entre una cosa y otra, terminamos saliendo a las 14:30 hs.

Dos horas y media después, estábamos en La Serena. Allí habíamos alquilado una casa muy, pero muy bonita, grande, re cómoda. El problema fue que las coordenadas que teníamos agendadas no eran correctas y nos costó mucho encontrarla.

Pero antes de dirigirnos hacia allá, pasamos primeramente por un supermercado a comprar alguna mercadería para tener en esos últimos días de vacaciones. Encontramos la casa a las 22:30 hs. Y en esa casa hicimos el único asado de todas las vacaciones. Qué mal...!







Algunas partes de la casa:











Relajando...
 


A la noche del 25, fuimos a pasear por el centro de La Serena. La plaza estaba rodeada en sus cuatro lados por carpas llenas de artesanos. 



 


El día 26 fuimos a disfrutar de la playa en La Serena. Gracias a Dios nos tocó otro día hermoso, como todos los días desde que salimos de Río Cuarto. 












La despedida al Pacífico...
El día 27 nos quedamos en casa, para preparar todo el equipaje, ya que al día siguiente debíamos partir. Mientras Osvaldo hacía un exquisito pastel de papas, yo me fui a comprar una calco de Chile para el auto, ya que no podía irme sin eso. Me llevó su tiempo encontrarla, me tuve que ir hasta una galería comercial llamada La Recova. No lo puedo evitar. Es una costumbre que heredé de mi viejo. Lugar a donde voy, compro una calco. Mi esposa me reta porque dice que cuando vendo el auto, nadie me las paga, por eso además compramos pines de recuerdo.



Y al otro día, a las 15 hs, dejamos la casa en La Serena, cargamos combustible y rumbeamos hacia la Argentina. Siempre por la ruta 5, llegamos hasta un mirador pasando el pueblo Puerto Oscuro. Allí nos ubicamos en una mesa y almorzamos, y finalmente nos despedimos del mar.







Al llegar a Llay-Llay, compramos un par de cosas en un mercado, entre ellas pisco. Al salir de ese pueblo, seguimos por la ruta 60, que es la que deriva en el paso del Cristo Redentor. Siendo las 21 hs, llegamos hasta la cola de autos que esperaban pasar por la aduana. 6 kilómetros de cola, y 11 horas de espera. Nos queríamos morir... 

Nos dio mucha bronca la mugre que encontramos, durante toda la espera, al costado del camino. Cajas de artefactos y demás envoltorios que los idiotas que compraron en Chile tiraron ahí, para que no les cobren en la aduana. En lugar de tirarlos antes en algún basurero, prefirieron esperar hasta el último y tirar en cualquier lado. 

Al llegar por fin a la aduana, nos preguntaron si habíamos comprado algo. Les dijimos que sí y les quisimos mostrar las facturas, pero al hacer eso nos dejaron pasar casi sin revisarnos. Nosotros habíamos escuchado de casos en los que la gente decía no haber comprado nada, y le desarmaron hasta las ruedas para buscar. Por eso, nunca digan que no compraron nada!














Uno se da cuenta inmediatamente cuando entra a la Argentina, porque los gendarmes son recontra re mil mal agestados. Parece que fuera requisito indispensable para entrar a esa carrera.


Después de casi mandar a la mierda a una gendarme, pasamos por el Puente del Inca, lugar que yo sólo había visto en fotos. Así que, obviamente, paré a conocerlo.






Yo tenía ganas de ir hasta Barreal, para visitar a mi hermana. Pero no nos fue posible porque Osvaldo tenía que llegar a Río Cuarto para hacer unos trámites. Y como no quería que nos separáramos al final del viaje, tuve que desistir. Así que continuamos hacia nuestra ciudad. Cargamos combustible y desayunamos en Uspallata, y al llegar al Embalse Potrerillos aprovechamos para descansar un rato en los autos.


En Lujan de Cuyo, después de muchísimos kilómetros, volvimos a tener GNC. La última vez había sido en Tilcara. Y como es costumbre, cerca de las 15 hs buscamos un lugar para almorzar. Casi saliendo de la ciudad de Mendoza encontramos un restaurante en donde comimos como chanchos.


A las 18 hs agarramos la RN7, y en San Luis tomamos la 8, para finalizar y llegar a Río Cuarto.


Este último tramo del viaje sumó nada y nada menos que 3007 km, lo que totaliza... a ver... 2649 de antes... pongo 6 y llevamos 1... son algo así como 5656 km!!


Y este fue el final de una increíble aventura! Conociendo hermosos lugares del norte argentino, y gran parte de Chile. Para todos nosotros fue un debut en cada lugar que estuvimos (salvo en la última parte cuando entramos nuevamente a Argentina). Fue, sin duda, un viaje distinto. Único. Como todos los viajes...

Como siempre, le damos gracias a Dios por habernos acompañado, por haber conocido lugares y personas maravillosas!

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