Del 4 al 8 de enero: Tramo Río Cuarto - Salta.

La partida

El viaje comenzó el día 4 de enero a las 9:30 hs (aunque muchos dicen que el viaje comienza cuando se planifica). Como ya es costumbre, partimos desde mi casa. Llenos de expectativa, autopista Río Cuarto-Córdoba, hacia la ciudad de Córdoba. Allí nos encontramos con mi cuñado, Mauro, que nos esperaba en la salida de la circunvalación hacia el norte, en la Autopista Juárez Célman. Charlamos un rato, nos dio algunos consejos para el viaje - ya que él es viajero frecuente del Norte argentino - y pronto nos despedimos.


Con Mauro y su nueva moto
Llegados a Colonia Carolla, aprovechamos para comprar queso casero y fiambre, que acompañó luego al almuerzo que hicimos en una placita de Jesús María. Eran las 14 hs.


Almorzando en Jesús María

Después de haber cargado gas en esa ciudad, continuamos por la RN9 hasta el cruce con la RN60. A las 16:20 hs estábamos en Dean Funes. Luego de atravesar Quilino, Lucio V. Mancilla y las Salinas Grandes, pisamos suelo catamarqueño. Antes de salir de las Salinas Grandes, la RN60 desvía hacia el oeste en un empalme con la RN157. Siguiendo por ésta última hacia el norte, llegamos a Recreo, el primer pueblito que uno se encuentra al entrar a Catamarca. Allí volvimos a cargar GNC y aprovechamos para merendar algo, ya que eran las 18:20 hs. Una hora y media más tarde estábamos llegando a nuestro primer punto programado para pasar la noche: la ciudad de Frías, que de frías tiene muy poco. 

Esta ciudad está en Santiago del Estero, bien en el límite con Catamarca. Hacía calor. El dueño del hotel en donde paramos nos contó que el día anterior habían tenido una sensación térmica de 50ºC. Así que, en comparación, nosotros llegamos en un día fresco, por más que la temperatura era de aproximadamente 30ºC.

El hotel se llama La Fortaleza, y en realidad no es de lo mejor que hay. De hecho, estaba bastante descuidado.

Al día siguiente, previa parada en la estación de servicio Refinor, retomamos nuestro trayecto. Siguiendo por la RN157, atravesamos un pueblito muy particular llamado San Pedro de Guasayán. Es particular porque, a pesar de su pequeñez, pertenece a dos provincias diferentes. El límite entre Santiago del Estero y Catamarca lo atraviesa casi al medio.


Lo' tutuse' en Frías

Pueblo "biprovincial"

Pasando este pueblito unos pocos kilómetros más al norte, se encuentra el límite de Santiago del Estero con Tucumán. Así que por poquito este pueblo no está repartido en 3 provincias.

Ya en Tucumán, pasamos de largo una construcción en ruinas. Intrigados por saber qué era, nos pegamos la vuelta para poder ver bien de cerca lo que luego nos enteraríamos que se trataba de las ruinas de un convento: San Antonio de Padua. Es una pena que no haya ningún tipo de señalización en la ruta, pues es algo muy interesante para observar.








Estas ruinas se encuentran antes de llegar a Simoca, y sus coordenadas son 27º 20' 16.7' S - 65º 19' 02.9 O.

En Simoca cargamos GNC y allí mismo tomamos la RP325 que pasa por Monteros. Luego pasamos por Soldado Maldonado, que está a la vuelta de la esquina de Monteros. Al topar con Maldonado, seguimos hacia el norte por las rutas RP324, RP344 y RP307.



Y pronto nos encontramos atravesando un lugar maravilloso: la selva tucumana. De repente uno se ve rodeado de puro verde, con niebla de a ratos, mucha humedad. En un corto trayecto subimos más de 400 m de altura. Paramos un ratito en unos puestos de artesanos en medio de la selva.


Entrando a la selva tucumana






La RP307 va bordeando el río Los Sosa y lleva a Tafí del Valle. Cuando llegamos a Tafí llovía bastante. Y la lluvia nos hubiera agarrado en plena selva si hubiéramos demorado un poco más en salir de los puestos de artesanías. Eran pasadas las 15 hs y no habíamos almorzado. No sabíamos si íbamos a encontrar algún lugar donde pudiéramos sentarnos tranquilos a comer, y gracias a Dios hallamos un restaurante muy lindo en la intersección de las calles Chenaut y Calchaquí.


Llegamos al lugar ese que dice la foto...

Matando el hambrosio


Frío en Tafí


Una vez recorrido un poco la zona, donde ya había dejado de llover, continuamos nuestro viaje por la misma RP307. A mitad de camino hacia Amaicha del Valle, nos esperaba el amigo Julian Campe con los departamentitos que habíamos reservado. Un maestro el Julian. Vive con sus dos hijos en un complejo construído por él mismo. Es al pedo. Es alemán. 

El lugar se llama Posada Uno y está muy bueno. Recomendable. Ubicación exacta: 26º 35' 43.7" S - 65º 51' 39.6 O.











  
El día 6 de enero, luego del desayuno (cerca del mediodía), nos despedimos de nuestro anfitrión y nos dirijimos hacia el pueblo Santa María (Catamarca), atravesando previamente Amaicha del Valle. En Santa María visitamos el centro cultural Yokavil, donde nos atendió un hombre muy necesitado de hablar, je je. Cuando por fin nos soltó, fuimos a comprar empanadas para el amuerzo. Y ese glorioso evento ocurrió al pie de un cerro en el que se encuentran muchas ruinas indígenas, que uno puede visitar. Este sitio está pegado al pueblo (basta cruzar un pequeño río), no hay que pagar guías, ni nada por el estilo. El día compañó a pleno!










En toda la zona del NOA es muy común ver apachetas por doquier. Para quien no sepa qué es eso, pues es un montículo de piedras que indican el comienzo o el fin de algo. En este caso, un sendero. Se dice que el caminante que inicia un camino, debe depositar una piedra en la apacheta, o regarla con un poquito de agua como ofrenda, pidiendo permiso a la Madra Tierra (Pachamama) para incursionar en ese terreno, y agradeciendo al mismo tiempo. En el ritual de la Pachamama que se realiza en agosto, hay apachetas que indican el lugar en donde se depositarán las ofrendas a la Madre Tierra.



Ni bien terminamos de almorzar, hicimos la escalada al cerro. Durante la subida y la bajada fuimos acompañados por dos guías de lujo, que según parecía ya lo habían hecho infinidad de veces.


Con uno de los guías
 



Ruinas de una de las estructuras indígenas


Después de finalizar este recorrido, volvimos a Santa María. Nos recomendaron visitar la casa de una gente que hace y vende tejidos. Un trabajo muy bueno! Pensábamos comprar algunas cosas, pero los precios eran siderales!! Salimos rajando...

Y al volver por donde vinimos, nos quedamos tomando mates en la plaza de Amaicha del Valle. 


Dejamos Amaicha y tomamos la RN40 hacia Cafayate, donde teníamos reserva en el hostal El Antigal, y debo recomendarlo fervientemente, porque es muy cómodo y sirven un desayuno digno de remarcar. Además, la dueña es muy piola y una excelente guía turística. Conoce toda la zona a la perfección. Allí estuvimos dos noches.


El día 7 fuimos a visitar el Museo del Vino. Allí hay mucho material para ver acerca de la historia de los viñedos y los vinos, los cuidados de la vid, el proceso de elaboración, etc. Es una visita recomendable. 









Muy lindo el Museo del Vino, pero no había vino. Así que nos fuimos a visitar una bodega. Encontramos la Finca Quara, anteriormente denominada Lavaque. Hay toda una historia acerca del cambio de nombre, pero puede encontrarse sin problemas en internet. Después de haber conocido muchas bodegas, se puede decir que no cambia demasiado de lo ya visto antes. 






Eran ya pasadas las 14 hs y estábamos todos con hambre. Dudábamos que a esa hora pudiéramos encontrar algo abierto, y de hecho ya casi no había oportunidad de sentarse a comer en algún lado. Pero encontramos un restaurante en un lugar llamado Colalao del Valle, donde comimos exquisitamente bien.

Luego seguimos el paseo y fuimos a conocer las afamadas Ruinas de Quilmes. Verdaderamente, después de haber visto muchas fotos de ese lugar, no se compara en absoluto con estar allí. De igual forma, las fotos que pondré aquí, casi no reflejarán fielmente su grandeza. Las Ruinas de Quilmes es algo obligatorio de ver para quien circule por la zona.
















Estuvimos recorriendo casi dos horas las ruinas, y mientras más recorríamos, más construcciones aparecían, sobre todo subiendo sobre las montañas. No llegamos a ver todo, muchos estaban cansados. Así que compramos unas cositas en los puestos de artesanías y volvimos a Cafayate. Nos bañamos todos (ma vaaalee!) y fuimos al centro de la ciudad.


8 de enero. A las 11 hs, después de desayunar, dejamos el hostal. Con las indicaciones de la dueña, hemos conocido lugares maravillosos en el camino hacia Salta. Pero antes de agarrar la ruta, quisimos visitar otra bodega, y fuimos a Piattelli. Aunque le vimos la fachada nomás, porque la entrada era bastante salada...









Salimos rajando de ahí, y fuimos a otra bodega que estaba cerca: Vasija Secreta. No entramos para hacer la visita, pero sí para comprar algunos vinos. Entonces seguimos viaje rumbo a Salta, atravesando la Quebrada de las Conchas, que bordea al río homónimo. En este espectacular trayecto de montaña, se pueden observar muchísimas geoformas simplemente maravillosas. El sitio que más me impresionó es uno denominado Garganta del Diablo. Se trata de un enorme terreno que se ha hundido (o emergido) y ha quedado inclinado en un ángulo casi de 45º. Al pararse allí, uno puede mirar hacia adelante y creer sin dificultad que está horizontal. Pero al querer avanzar caminando, se torna sumamente complicado. Es increíble. Difícil de explicar. Por lo menos para mí. 

En esta RN68 hay una gente que vende cerámica, y si uno pasa un poquito distraído se lo pasa de largo. Es una casita al costado de la ruta, muy humilde, pero en donde se pueden encontrar productos de excelente calidad. Para quien pase por allí y quiera aprovecharlo (porque además vende re barato), su locación exacta es 25º 58' 33.9 S - 65º 45' 03.9" O. 












A continuación, visitamos El Anfiteatro. Una formación enorme con una gran acústica. Es un sitio elegido por numerosos grupos musicales tanto de la región como de otros lugares.

Una pequeña advertencia antes de entrar...
 






En este sitio, como en otros también, hay artesanos locales y algunos que están de paso. Siempre es interesante charlar con ellos, además de comprar algunas cositas...

Posteriormente fuimos a conocer ese lugar que mensioné anteriormente: la Garganta del Diablo. En donde la perspectiva engaña todo sentido. 






Al subir esa pared (que algún vivo pintó con grafittis), se accede al plano inclinado por el cual se puede "escalar" con cuidado. Yo no fui hasta la curva que se ve arriba por cuestión de tiempo, pero el camino sigue mucho más.

Continuando viaje por la 68, llegamos hasta el pueblito Alemania. En un gran espacio verde almorzamos (bueno, eran más de las 17 hs...) tras haber comprado algo en un pequeño negocio que encontramos abierto allí.

A las 20 hs cargamos GNC en El Carril, y al pasar Cerrillos tomamos la RN51 hacia el siguiente destino: hostel Loki Salta.

En este primer tramo recorrimos un total de 1303 km.

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